miércoles, 17 de noviembre de 2010

MADRID

Lunes 22 de marzo:

El día comienza temprano en estos “tours-relámpago”. Tal es así amiguitos, que cuando ustedes soñaban que se caían de la cama o los perseguía algun monstruo, nosotros estábamos en pie.
Bajamos a desayunar, no sin antes arreglarme los pelos parados del dormir y ponerme un poco de pintura ad-hoc.
El desayuno fue veloz, pero delicioso. Habia cuanto quisiéramos: facturas, panes, fiambre, queso de màquina y hasta queso brie!!! Eso nos puso muy contentos! Además jugos varios, fruta de lata, yogures, huevos revueltos, salchichas, pancenta…y antes que pregunten, pues si, nos comimos todo, y además, como buenos argentos, nos llevamos dos sandwichs, y dos yogures, con los que –créase o no- los “goritos” almorzamos.
Llegó la hora de la llamada “visita panorámica”. Es algo así como el bus que pasea a los turistas por Buenos Aires, sólo que aquí se paga como parte del paquete….mmm. En fin, sólo nos detuvieron en la Plaza de Toros, y en una maldita tienda para intentar gastar dinero.
Plaza de toros
Ganamos! No tuvieron éxito. De la Plaza de Toros sólo puedo decir que el exterior es muy bello, y que lo que ocurre dentro es una barbarie que no comparto. Por suerte, el día de Toros fue ayer, porque honestamente no confío en mi cordura para con la gente que allí asiste.
La visita panorámica es una visita en bus, bastante a las corridas, por Madrid, donde te dicen…"por la derecha tal, por la izquierda cual”… es decir, si está a la derecha, yen el bus te tocó a la izquierda… A JODERSE! Así y todo, fue un lindo recorrido por lo
más notorio: el Ayuntamiento, la Cibeles, el Neptuno, puerta de Alcalà.
El Neptuno
Puerta de Alcalá

Luego del fallido intento del guía por hacernos comprar, seguimos camino por nuestra cuenta, y ahí empezo el verdadero city tour por Madrid. Salimos caminando en busca de la Plaza Mayor.
Plaza Mayor
Alli, tomamos muchas fotografias. Habia muchas personas, y sobre todo chicos. Repleto de turistas cada rincón de la ciudad, hablando en italiano, portugués e inglés. Frenamos allí un ratito, y Dami se comió un chocolate con churros. El chocolate lo sirvieron como una especie de brea espesa, no como el que nosotros conocemos, y los churros, son finitos y enroscados, como una letra “e”.
Mercado de San Miguel
De allí una pasada por el Mercado de San Miguel, que es una especie de Mercado del Progreso de Baires, pero mil veces más “topísimo”, todo vidriado y de estructura de hierro, donde venden verduras, frutas, quesos, tapas, y vinos.
Entonces allí la gente se pide una copa de vino, unas tapas en cada puesto, y en el centro uno puede tomar una mesa y sentarse a disfrutarlos. Merced a la falta de tiempo, sólo nos hicimos espacio para tres tapas (tostas), las tres con queso francés... vaya herejía! (brie trufado, roquefort, y uno delicioso que ni el propio tendero supo decir qué era).
Tomamos la calle nuevamente, y nos fuimos a pie hasta el Palacio Real.
Palacio Real
Realmente creo que amerita entrar; la entrada es un poco más costosa que el Prado, pero lo que se ve allí, al menos en nuestro caso, no lo habíamos visto en otras ocasiones: 21 de las dos mil ochocientas y tantas habitaciones del palacio. Una más imponente, exuberante y excesiva en cuanto a decoración y gastos. Techos con frescos, o bien con estuco rococó chinesco, paredes con tapices flamencos, paredes revestidas en seda. Dos de las habitaciones son las que a mi más me llamaron la atención: aquella donde el rey desayunaba -el Salón de Gasparini (por favor, googléenlo, es genial y no se pueden tomar fotos)- y el gran comedor donde se hacen las recepciones. La opulencia y suntuosidad de esos sitios, es indescriptible, y lamentablemente, tal y como en el Prado, no tejan tomar fotos para poder compartir e ilustrar lo que les cuento.


El salón de Gasparini - tomada de www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=1922868&page=29 

Saliendo del castillo, en el patio delantero, se pueden visitar la vieja farmacia real, muy hermosa con sus viejos frascos de todo tipo, tubos, y demases, y, un museo de armas y armaduras, muy curioso por cierto. En este ùltimo Damiàn se relamia como un gato…entretando a mí me empezaron a parecer todas muy de metal y muy similares…jaja.
A la salida, almorzamos en los jardines traseros, y, minisiesta de mi parte mediante escuchando pajaritos madrileños, salimos con rumbo al metro.
Si bien el destino era cerca, quisimos tomar el “subte” madrileño, par ver cómo se viaja. Debo decir que huele a cloacas igual que el porteño, con la diferencia de la puntualidad, y la limpieza de estaciones y trenes. Tomamos el metro en la estaciòn Santo Domingo, y combinamos con la línea 1 en la estaciòn Sol, camino a Atocha (nos bajamos en Atocha Renfe, pues en la estación de metro Atocha no está la estaciòn ferroviaria Atocha).
Estación de Atocha
Esta estaciòn de trenes es fenomenal. Por fuera y por dentro, y de esto si tenemos fotos muy preciosas. Es una grandisima estructura, con un techo abovedado y paredes de mamposteria.
Pero el interior es el que se lleva los aplausos, y la atención, porque allì dentro, hay una especie de vivero, con plantas tipo tropicales de grandìsimo tamaño, las cuales son regadas con vapor en forma permanente.

Ademàs un estanque lleno de tortugas de agua.
Si les contamos que estuvimos en una estaciòn de trenes, parece una bobería aburrida, y una pèrdida de tiempo. Pero realmente ésta merece la pena del tiempo de acercarse a verla. Hicieron un trabajo estupendo de remodelación y parece un sitio traìdo desde otro lugar.
A la salida, nuevamente a pie, volvimos para el centro, vimos a la Cibeles por segunda vez en el día, pero esta vez con los pies en tierra, y no sobre un autobús. Anduvimos tanto hoy, que hasta las zapatillas nos hacen doler. Tenemos el cansancio por el cambio de horario, y el madrugón, pero estamos muy contentos.
Estación de Atocha (por dentro)
El plan para dentro de un rato es salir a comer al Meson de la tortilla y/o al Meson del Champiñon, previa pasada por el Mercado San Miguel a por unas tapas y una copa de vino…todo esto si logro despertar a Damiàn, que duerme como un àngel en la cama de al lado, mientras yo tipeo esto para ustedes, y claro està, por supuesto, como recuerdo para nosotros dos.
Mañana dejamos Madrid, con destino Burdeos. Espero allì tener Internet tambièn para poder seguir contàndoles.
Beso!!

2 comentarios:

  1. Por el comentario en tu presentación deduzco que el vender una casa no se lleva tan mal si esto te ayuda a pegarte un viaje así. Además, que son las cosas materiales en comparación con las aventuras vividas??

    ResponderEliminar
  2. Buen punto, Kaskero! Quizás no sea la casa en sí, sino el hecho de abandonar todo un proyecto de vida, es decir, un golpe de timón con cambio de rumbo absoluto. Pero es cierto...el cambio fue bueno, muy bueno!

    ResponderEliminar

Estaré encantada de recibir tu comentario!