martes, 18 de enero de 2011

VERONA y VENECIA

Domingo 28, Lunes 29 y martes 30:

Finalmente llegamos a Verona. Alli visitamos la casa en la que, al parecer, William Shakespeare se inspiró para escribir la tragedia romàntica medieval Romeo y Julieta. Tomamos la foto al balcòn, e hicimos la otra tradición turística, de tocarle el seno derecho a la estatua de Julieta.
El balcón que inspiró a William

No nos supieron decir el origen, la utilidad ni el sentido de este “rito”, pero lo que puedo contarles es que la pobre Julieta tiene una teta màs brillosa y pequeña!
Necesita un pie explicando?

Otra de las costumbres es dejar los nombres de los enamorados escritos en la pared del pasillo de entrada, bien pegados en un papel, o pintados, pero (poco previsora) bajè sin lapicera. Me queda el  consuelo de no haber participado de la decadencia de un edificio històrico (servirà de alivio?)
Fachada de la casa de Giulietta

Ademàs tuvimos ocasiòn de conocer nuestro primer coliseo. Si bien a cualquier otro anfiteatro que no sea el de Roma, no se le llama Coliseo, lo pongo en estas palabras para que se comprenda lo que vimos. A este anfiteatro, se lo conoce como L´Arena, y es aùn màs antiguo que el de la capital del país, en tanto el primero fue construido en el siglo I A.C., mientras que el archiconocido de los gladiadores romanos, se hizo en el  I D.C..
L'Arena

Realmente es impactante, pero me quiero reservar todo el asombro y la emoción para “el” anfiteatro.

Sólo dimos un paseo màs, y probamos un helado en una Gelatateria veronesa, con verdadero gusto a pistaccho. No es verde, y sabe –por primera vez- realmente al fruto seco que conocemos.


Venecia
Al término, tomamos la ruta rumbo a Mestre, pueblo en el que dormimos para hoy, Martes 30, conocer Venecia. El hotel era una especie de tributo a las películas de Olmedo y Porcel, con sillones turquesas con brazos bordòs, luz tenue, y cerramientos grises. De todos modos resultó confortable, tenìa un buen baño, y pudimos por 5€ tener Internet en el cuarto vía red eléctrica (en lugar de tener un cable a la línea de telèfono o wifi, se conecta a un aparato que, por un enchufe en la red electrica te brinda Internet). Así pudimos asesorarnos sobre las excursiones de la ciudad de los canales, y descubrir que el paseo de góndolas que nos ofrecían por 60€ per càpita, se podía hacer por 13,5. Claro está, sin cantante de serenatas. Pero cuando por el Gran Canal vi una pareja en una góndola con un señor cantando, preferì haberla hecho en silencio. El cantante era un muchacho en campera inflable, lentes negros de sol y colita, algo nada vernàculo ni típico, aunque gracioso, por cierto.
Negocio de típicas máscaras venecianas

Tengo que decir que Venecia me sorprendiò muy para bien. Tal y como nos lo habìa descripto nuestra guia, se puede decir que esta ciudad es como esas señoras que de jóvenes fueron muy hermosas, y que, al correr de los años, conservan la belleza, pero detrás de un cuerpo en decadencia. Así, tal y cual, es Venecia.
El acceso a la isla de la laguna, se hace con una lancha, en el Tronchetto, la estación fluvial. Hasta allí se viaja en bus, para luego dejarlo, en tanto en la ciudad no se usan autos porque todo es por agua. Puentes peatonales, y canales para botes, y nada màs.

Lo primero que quiero destacar es que el agua no tenía olor, tal y como me lo había contado mi madre, que cuando la visitó 11 años atrás, olìa muy mal. Quizàs se deba a que ella fue en Septiembre, fin del verano. Lo segundo, fue el color del agua, que es verde, y no marròn como la imaginaba. Quizàs por hacer analogía con nuestro delta, es que la pensè de ese color, pero me sorprendiò encontrarla así.

Los ìconos de la visita que recorrimos fueron, primeramente, el puente de los suspiros. En nuestra visita, no tuvimos la suerte de poder ver los edificios a los cuales conecta, porque están cubiertos por grandes gigantografías, en tanto están en reparación.

El puente de los Suspiros

La historia que nos contaron dice que, el palacio Ducal, a la izquierda del famoso puente, era el palacio de justicia, donde se sentenciaba a los reos, que luego, por intermedio del de los suspiros, pasaban al edificio de la diestra, el que se dice que era la càrcel. Los suspiros, cuenta la leyenda, eran los de los presos, que veìan por la ventana del puente por ùltima vez el cielo, símbolo de la libertad, y podían oirse desde fuera.
Palacio Ducal

A continuación, vimos las dos columnas que antiguamente eran las puertas “ideales” de la ciudad, una con el típico leòn alado –símbolo de San Marcos, patrón de la ciudad- y la otra con un santo que ahora no recuerdo el nombre, que era el que, antes que trajesen las reliquias de San Marcos desde Alejandria, era el patrono de la ciudad.
Columnas IDEALES de ingreso a Venecia


Del traslado de las reliquias, cuenta a historia que los trajeron desde Egipto dentro de una canasta, escondido debajo de carne de cerdo, la que estaba prohibida para los musulmanes, razon por las que las pudieron pasar por la frontera sin problemas.
En el mosaico del tímpano, se relata la historia del traslado de las reliquias, escondidas bajo carne de cerdo

 El campanille, que fue reconstruido a posteriori de la caída del original (por exceso de peso) es otro de los símbolos del lugar, que se usaba como alcázar para vigilar desde lo alto y poder controlar, al tiempo que servía como faro. Para subir, y para variar, 8€ la entrada.
Campanille

Lo màs maravilloso del lugar es la basìlica de San Marcos, cubierta de mosaicos de oro por donde se la mire. Todos los techos y todas las cúpulas revestidos de mosaicos maravillosos, de colores pero principalmente de oro. Para mi criterio, y al momento de este recorrido, fue la iglesia que màs me gustó. El trabajo de ornamentación de los techos y pisos es inconfundible e irrepetible, por la mano de obra necesaria y por la riqueza de los materiales.
Interior Basílica de San Marcos (tomada sin flash)
Cabe mencionar que los suelos de Venecia son ondulados. Y eso se debe a que, gran parte de lo que se llama la isla, es tierra ganada a la laguna (salobre, con agua dulce y tambièn salada, del mar Adriàtico). La ciudad se monta sobre cientos de miles de pilotes de madera, que fueron clavados en un fondo arcilloso, y, merced al ambiente anaeròbico, es que éstos no se pudren y siguen sosteniendo todo lo que està por encima de la tierra. Es así que la ciudad tiene un terreno flexible, el que hace, por ej, encontrar una torre inclinada, como la de Pisa, o partes de la basìlica notoriamente ladeadas, y tambièn los pisos ondulados, con saliencias y hundimientos. Eso al parecer la convierte en una tierra ideal como sitio antisísmico, por su flexibilidad.

Del paseo en góndola, les cuento que se consigue en cada esquina o puente un gondolieri ofreciendo los servicios. El precio oficial es 80€ la góndola, durante una hora para 6 personas màximo. Lo mejor que pudimos conseguir, compartiendo con dos compañeros del tour, fue un paseo de media hora, por los pequeños canales, a 60 € los cuatro. Lo llamativo fue el silencio de los canales. Es algo que llama la atenciòn: la quietud de las pequeñas “callecitas”. Inclusive se “oye” el silencio dentro de algunos pequeños pasajes (no de agua, sino los que se caminan). A unos metros un gran bullicio de turistas, y unos pasos màs acà, dentro de una tienda de encajes, o en uno de los pasajes de ancho minimo, un silencio absoluto.

Si hay algo que recordaré de Venecia, tal como me quedò de la ciudad de Salvador de Bahía (Brasil) el olor a aceite de dendé, es el olor a humedad. Por donde camines, o donde recorras en gòndola, huele a hùmedo. Claro està, están rodeados de agua por donde los mires, pero es algo que captó mi atenciòn.

Ahora mismo, estamos de camino a Firenze, cuna del renacimiento, escuchando a la guìa que cuenta los inicios del renacimiento, la imprenta, las teorías de la tierra redonda, la perspectiva como técnica matemàtica. El paisaje es Bologna, una ciudad que, al menos por lo que se puede ver desde la ruta, es una hermosura de casitas subidas sobre los montes Apeninos, completamente verdes por donde los mires, Según nos dice la guía, esta hermosura bolognesa, es sólo una muestra de la belleza de la Toscana. Florencia, es la capital de esa region, y hacia allì vamos.
Nos estamos viendo.

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