miércoles, 18 de mayo de 2011

SEVILLA

9 de abril:

Como contaba en mi relato anterior, llegamos a Sevilla. Debo decir que la región de Andalucía es bastante similar toda entre sí, con algunas variantes de pronunciación del idioma, y los monumentos que cada ciudad contiene. La arquitectura de Andalucía (Córdoba, Sevilla, Granada) es toda muy similar, respetando los patrones de lo que anteriormente conté: casas de 2 o 3 plantas máximo, con balconcitos franceses con bastante vegetación, y en muchos casos los típicos patios, de los cuales, de haber podido, me hubiese traído uno a casa. 

La arquitectura típica de Andalucía, tanto en Córdoba como en Sevilla

Normalmente cubiertos de geranios en las paredes, y alguna que otra trepadora por las paredes, o bien abrazando una glorieta, con pisos rojizos, ruido a agua, y casi siempre decorados con cerámicas del lugar, predominantemente azules, blancas y ocres. Y siempre acompañados por el sonido de pájaros, que atraídos por la belleza y el agua, le dan música a los jardines.

Un bello patio andaluz


En Sevilla, tomamos el bus en la puerta del hotel (el número 27), y llegamos al centro. Allí primero a pie, buscamos de cambiar dinero e información turística. Allí en el punto de informes al turista,  nos atendieron muy atentamente, nos entregaron el mapa, y nos indicaron qué se podría visitar, dónde alquilar bicis, y donde hallar una lavandería, puesto que a estas alturas, y estando 1 o 2 días en cada sitio, no dábamos a tiempo de lavar la ropa. 

La oficina de informes turísticos, un placer la atención!


Llegamos hasta el lavadero, dejamos la ropa, alquilamos dos bicis, y por el “carril bici” salimos a hacer la recorrida. Lo malo fue que la parte histórica no tiene bicisenda, razón por la cual buena parte la hicimos andando con la bici “de la mano”.  Conocimos sólo por fuera la catedral, no por no poder ingresar, sino porque ya hemos visto unas cuantas iglesias, y estábamos un poco agotados de que a cada sitio te cobren un promedio de 8€ para el ingreso. Por tanto, tomamos las fotos por fuera, así como las de la Giralda, antiguo minarete musulmán, devenido en campanario católico.


La Giralda

La Giralda desde una de las callecitas Sevillanas


Luego fuimos hacia un parque, que ya no recordamos el nombre pero creemos eran los jardines del Alcázar, y allí el sueño nos venció. Recostamos las bicis, y nos echamos una siestecita al sol, recostados uno sobre otro…era el único modo de poder seguir.
 
Se hizo la hora de retirar la ropa, y allí dejamos también las bicicletas. A modo de almuerzo, comimos unas tapas en un muy lindo bar en una esquina, con unas riquísimas cervezas alemanas de trigo.

Hora del recreo. Las cervezas alemanas, así de turbias como de ricas!

Delicioso tapeo!

El sitio donde tapeamos e hicimos el recreo cervecero


Quisiera hacer mención a que, tanto en las lavanderías, como en muchas casas típicas, estaban acicalando – o bien vendiendo- los vestidos típicos ceñidos al cuerpo y repleto de volados en la parte inferior de la falda, y en las mangas. Los había de lunares, de todo tipo de colores, o bien blancos y con muchas puntillas. Al parecer, en unos días se celebra una feria, y todos quieren estar allí presentes vestidos con el atuendo típico. 

Este fue un día que se nos hizo corto en cuanto a visitas, pero largo en cuanto al agotamiento, por lo que no sacamos todo el provecho que podría haberse sacado. Previa pasada por el Corte Inglés, sección electrónica, dejamos el centro para ir a cenar al hotel y descansar hasta el día siguiente.



El relato continúa por la ciudad de Granada! No se lo pierdan!





martes, 3 de mayo de 2011

martes, 26 de abril de 2011

VALENCIA Y CORDOBA

Barcelona: 


Para el  6 de abril, por la mañana, teníamos reservado el vehículo que telefónicamente alquilamos en Hertz (vía Skype). Así fue que, una vez que desayunamos, salimos en búsqueda del auto. Llegamos hasta el local en tranvía y metro, y allí, sin muchos más requisitos que el registro de conducir, el pasaporte y la tarjeta de crédito, nos dieron las llaves del auto. Al llegar al parking, y ver el auto que le tocó a la gente delante nuestro, la verdad, temí que nos tocase algo similar, lo cual sería muy decepcionante. No bien terminaron los trámites de estos pasajeros, nos llevaron al nuestro. Y ahí estaba, flamantísimo, con sólo 1600km, un Kia Cee´d. Está claro que, para nosotros que tenemos dos autos base, éste fue como un pase libre a la juguetería: aire acondicionado, dirección, velocidad crucero, airbag, bluetooth, climatizador individual!!! Damián estaba chocho, y, lógicamente, yo tambièn. Así fue que cargamos las maletas y salimos con rumbo a Valencia.

Llegamos a la ciudad hacia las 16hs aproximadamente. Quizás por haber visto ya unas cuantas ciudades bellísimas, Valencia no nos llamó la atención en lo absoluto. Obviamente, es una urbe prolija, limpia, excelentísimamente conservada, pero no tiene nada remarcable…es decir, si tuviese que recomendarla, diría que en un itinerario podría perfectamente obviarse.

Merece mención aparte el tema de los semáforos de estas ciudades (Valencia, Córdoba), que en lugar de verde, ponen muchas veces amarillo titilante, que –al parecer- indican que puede avanzarse…lo supimos por los bocinazos de los autos, claro está!!!



Hay algo que adoré de Valencia y quisiera compartir con Uds., y fue su mercado central. Permanece abierto de 8 a 15hs. Es una manzana completa, con un tinglado altísimo, muy luminoso,  hermosamente decorado, limpio y prolijo. Los productos que venden sencillamente me pierden, porque son cosas que en casa no se consiguen: brotes de cebolla, frutillas del tamaño de una ciruela, quesos de todos los tipos que puedan imaginar (probamos un brie trufado, que es imposible describir en palabras), espárragos super finísimos, todo tipo de pescados (un atún rojo que se comía con los ojos, langostas, anguilas, etc), y montones de jamones por donde mirases. La prolijidad de los puestos, la higiene (hasta de los baños) sorprenden al visitante que viene desde nuestros pagos, en contraposición con el Mercado Central de Buenos Aires en Ezeiza, que es exactamente todo lo opuesto.
un placer recorrer el mercado, un ejemplo de higiene y variedad

sabrán perdonar la calidad de la foto, pero la Jamonería merecía ser vista

techo del Mercado de Valencia

Quiero mencionar que, una vez que dejamos Barcelona, donde acabamos el tour, empezamos la búsqueda hotelera por nuestra cuenta, en tanto no teníamos nada contratado. Gracias a que dos amigos nos hicieron mención de la página http://www.booking.com/ –la cual recomiendo enfáticamente- conseguimos unos “hotelazos” a unos precios increíbles, por ej, el de Valencia, de 5*, con hidromasaje, living, dos teles e Internet, a sólo 49€. El promedio de los hoteles no bajan de los 60/100 euros la doble; por ej, los de la cadena Ibis, que son 2*, cuestan 59€ con desayuno. Nosotros tomamos el desayuno en el hotel lindero: nos alojamos en el Eurostars Gran Valencia, y desayunamos en el Ibis de la puerta contigua, porque costaba exactamente la mitad.

Desde Valencia, hicimos la contratación del hotel de la ciudad de Córdoba, en el que dormimos anoche, que costó 79€, Internet aparte, pero con parking incluido, y desayuno.

Continuando con Valencia, por la mañana siguiente, tomamos un bus turístico. A semejanza de los que vemos por el microcentro porteño, con dos pisos, y sin techo (double decker), te llevan a dar una vuelta por los puntos más relevantes del casco histórico, y la zona marítima, con la chance de bajar  y subir del bus cuantas veces uno desee durante la jornada. Por lo visto a nosotros no nos llamó suficientemente la atención ninguno de los stops, porque hicimos ambos recorridos del bus, casi de un tirón, y sin bajar una sola vez. Como decía, más allá del mercado maravilloso, no encontramos grandes cosas para recordar (*) . Al finalizar el recorrido, y habiendo visto los puestos de alimento màs bonitos, partimos bajo una lluvia intensa a buscar el auto al estacionamiento con destino Córdoba.

Es de mencionar que en las ciudades que estamos recorriendo, el acceso a los centros es casi imposible en auto. Por ej, en Valencia no está vedado, pero es un milagro encontrar un sitio disponible, razón por la que se usan los parkings subterráneos. El sistema de parkings está centralizado, y desde la calle, hay carteles con la cantidad de plazas disponibles en cada uno de los aparcamientos, para no llevarse una sorpresa. El sistema es muy práctico, cómodo y organizado. El costo no es muy elevado, siendo que aproximadamente pueden llegar a pagarse unos 10 euros por todo el día, poco más, poco menos. Los estacionamientos, así como los billetes de metro y buses, también están automatizados con máquinas, que hasta aceptan tarjeta de crédito, todo lo cual hace muy ágil la compra de billetes, o pago de estadías.

El camino hacia Córdoba fue bastante largo, o quizás el cansancio que llevamos nos lo hizo ver así. Lo genial fue que pudimos conseguir yerba mate en un Corte Inglès (en Valencia), y un termo para conservar agua caliente en un Carrefour en la ruta. La bombilla también del Corte Inglés. El agua la pedimos en una cafetería del minimarket de la ruta, que suponemos por horas no habrá tenido presión para un mísero café, luego de llenarnos nuestro termo! Improvisamos mate con la tapa del termo, y amarguísimos, nos dimos el gusto de tomar matecitos ruteros.

Llegamos bien entrada la noche, casi llegadas las 0hs del 8 de abril, e hicimos el check in, para salir corriendo al Mc Donald´s que cerraba en media: era nuestra salvación para la cena, porque ya estaba todo cerrado! El hotel que nos brindó booking, también muy bueno. Hoy por la mañana, salimos a recorrer Córdoba.

Antes que se vaya de mi memoria, quiero mencionar que el camino de Valencia a Córdoba, estuvo acompañado por momentos de un delicioso aroma a aceite de oliva. Es algo que me encanta poder conservar en la memoria. Es fascinante recordar una ciudad por sus olores, y con Córdoba, afortunadamente, así será. El perfume de olivas que se sentía al llegar al parking del centro, se empezó a combinar con el olor de azahares…creo que el olor de esta ciudad, es el de los naranjos. Me encantaría poder transmitir el perfume de algún modo, pero es imposible…sólo invitarlos a imaginar el perfume de las flores cítricas.

Una vez dejado el coche en el estacionamiento, atravesamos la avenida, cruzamos la antigua muralla, y entramos al casco antiguo. Córdoba se caracteriza por casas de dos plantas, con balcones tipo “francés” en el que se suelen colocar geranios, y prácticamente todas, pintadas de color ocre. Es el color predominante. Desde el puente sobre el Río Guadalquivir, se puede tener una vista tipo postal de la ciudad, que desde lejos, es del color de la arena.

callecitas de Córdoba

El casco está perfectamente conservado, muy cuidadas las fachadas, los monumentos, y la higiene. Córdoba se está preparando para postularse como ciudad de la cultura en el 2016, razón por la que están trabajando muchísimo excavando para recuperar viejas ruinas romanas, visigodas, musulmanas. Además, los frentes de las casitas, están impecablemente pintados, y en muchas de las callejuelas estrechas, se sentía el olor de la pintura fresca.

La  ciudad es bellísima, absolutamente pintoresca, muy calma, y caracterizada principalmente, además de la arquitectura y los colores, por ese perfume inconfundible a azahar que nos regaló la primavera.




Visitamos el monumento fundamental de arquitectura de origen musulmán, la Mezquita de Córdoba, hoy día Catedral católica. La iglesia es un enormísimo predio al que se accede por el Patio de los Naranjos, y una vez dentro, se encuentra uno con un bosque de columnas y dobles arcos: si uno lo mira con imaginación, parecen palmeras en un desierto. Sobre columnas de todos los tipos y colores de mármol, y todo tipo de texturas (estriadas, lisas, con estrías diagonales), reposan capiteles corintios, y dobles arquerías de mampostería de ladrillo y piedras, una y una, como a rayas rojas y marfil. La iglesia “sufrió” muchas ampliaciones, y hasta se le agregaron naves de estilo barroco, donde hoy día se celebran las misas. Honestamente, la mezquita original era un lujo, y el agregado católico resultó, para mi gusto, un zafarrancho arquitectónico. Imaginen ver un techo de tipo árabe, con vigas de madera y exquisitamente trabajado con colores, pero plano, combinado a un lado con una boveda decorada en relieves dorados, con ángeles…?!?!?! Como todo en la historia, el que gana cuenta la historia, se lleva el botín, y construye por encima, o al lado de lo del vencido. Sin ir más lejos, los árabes construyeron sobre una vieja iglesia cristiana, y con columnas tomadas de varios monumentos de origen romano, de allí la variedad de tonos de colores de las  mismas.


La Mezquita de Córdoba, vista desde afuera

El interior de la Mezquita, un oasis de palmeras

Los agregados católicos ¿?

Añadidos católicos a la Mezquita

El "bosque" de palmeras


Córdoba no está exenta de la vejación del resto de las ciudades, donde en los cimientos siempre hay uno o varios pisos de construcciones por debajo, pertenecientes a una cultura de mil o dos mil años antes. Por ello, por el, dentro del Alcázar de los  Reyes Cristianos, se pueden ver por debajo del nivel, ruinas de antiguas casas.

Hicimos un paseo por las callecitas perfumadas, viendo balcones vestidos con geranios, y almorzamos en el típico “Mesón de las flores”, ubicado en el Callejón de las Flores. Allí hicimos un típico tapeo, esta vez de mariscos con una rica cerveza.












De la visita al Alcázar de los Reyes Cristianos, rescato los jardines, que son maravillosos, con fuentes que llenan de sonido de agua todo el parque, muchas calas, flores de varios colores, irupés, y columnas de truja, color verde, bien altas, como las que se ven en las películas de reyes y reinas en los jardines con columnas vegetales.







Por la tarde, Damián quiso visitar el museo arqueológico, pero el sueño  me vencía, así que lo esperé fuera del museo, recostada en una columna de piedra, durmiendo a la sombra, oyendo pájaros, y oliendo naranjos…fue una pequeña pero perfecta siesta, dadas las condiciones. Me recordó a una improvisada siesta que tomé una vez en una piedra gigante a orillas del Lago Puelo de nuestra Patagonia. Olvidé mencionar que el marco de todo el día, fue un cielo cerúleo, razón por lo que todo en la ciudad parecía aún más hermoso.

Al promediar la tarde, tomamos el auto hacia Sevilla, ciudad desde donde escribo. De momento, sólo decir que el hotel está más que bien, con una habitación de doble planta, con baño arriba y abajo, y con desayuno y cena…aguante Booking!!!

Mañana será otro día. Aquí son las 23.15, así que me dedicaré a descansar para aprovecharlo mejor

Abrazoooooooooo!!

(*) nota actualizada: les ruego a los valencianos no ofenderse. Quizás como digo, el recorrido de este viaje fue tan extenso y por sitios con íconos culturales tan sorprendentes, que por contraste no supimos apreciar las bondades de Valencia.

viernes, 25 de marzo de 2011

BARCELONA

4 de abril y 5 de abril:

La jornada inició con un riquísimo desayuno frances. Había para elegir de todo, y todo de buena calidad. Tuvimos la suerte que dos compañeros del grupo, viendo la desesperación reinante del grupo por tomar asientos, nos guardaron sitio en los asientos de siempre, los penúltimos del fondo. El aliciente del día era saber que, al fin del mismo, ya no tendríamos que compartir màs con la horda de selfishs.

El camino fue largo, de aproximadamente 700km, y sin paradas para visitas. Sólo nos detuvimos para el uso de los servicios, y para el almuerzo.

Por la tarde, llegamos a Barcelona. El plan del tour, era, como ya contè, ir tocando ciudades, con el objetivo final de llegar a Madrid, para el término del viaje. Estos últimos días, eran sólo de pasada, con poca chance de conocer. Así fue en Niza, que no tuvimos ocasión de ver. En Barcelona, nos hicieron una visita panorámica, por los sitios màs emblemàticos, y 15 minutos para ver la Sagrada Familia, desde debajo del bus. Allí fue que agradecí haber decidido terminar el tour un día antes: esta ciudad es fantástica, y las cosas para ver lo son màs, y no me hubiese perdonado no haberla visitado. El hotel que nos tocò en esta ocasiòn, si bien está alejado del centro, es muy hermoso, con muy buen nivel, super confortable, y muy bien comunicado, con el tranvia, y luego el metro para llegar al centro.

En el hotel, cenamos y dormimos, para hoy hacer las recorridas por nuestra cuenta, a puro metro.

Hoy empezamos el lunes con el desayuno en el Hesperia Sant Just, el hotel designado, en el que decidimos quedarnos por las nuestras una noche màs. A partir de allì, nos subimos al tranvìa, e iniciaron las combinaciones de transporte. La nota de color es que, contratando el hotel por Internet, era más económico que hacerlo por mostrador, razón por la que pedimos la clave de la web, y desde la comodidad de la habitación, recontratamos la misma para el día siguiente. Sólo restó aclarar en el mostrador que querríamos conservar el mismo cuarto.

La primer parada: la Sagrada Familia, segundo round. Esta vuelta, formamos la grandísima fila que había en la puerta, la que inicia desde la fachada trasera, la de la Pasión. Si bien éramos muchísimos, la fila avanzó bastante rápido, y al rato, estábamos dentro, con las audioguías colgadas en las orejitas. Tengo que mencionar que éstas, fueron las mejores audioguias de todas las visitas que hemos hecho. Realmente bien organizada, con las referencias colocadas oportunamente, buenas explicaciones, y muchos datos agregados.

Fachada principal, o de la Natividad, en la Sagrada Familia de Antoni Gaudí
La sorpresa del templo fue al entrar, donde descubrimos que la iglesia no sólo está en construcción por fuera, sino tambièn por dentro!!! Es decir, por dentro está completamente inacabada. Obviamente la caja está completa, pero el interior, está plagado de andamios, máquinas, y todo tipo de materiales que muestran que hoy día están trabajando a todo vapor. El techo de la bóveda, fue concebido como un gran bosque de árboles frondosos, como si fuese un bosque de plátanos, con enormísimos troncos largos y erguidos, que a partir de una altura, y luego de un “nudo” se ramifican, igual que la copa de un árbol. El remate, son las “hojas” de los árboles, que asemejan las de una palmera, dejando huecos entre ellas, en forma redonda, donde pasa la luz suavemente.







Las vidrieras o vitreaux son muy hermosas, con variadísimos colores, y con toda una significancia que no podrìa retransmitir. El total del templo es un gran símbolo, y no hay sitio sin decorar, todo con formas orgánicas, porque el arquitecto, Antoni Gaudí, era un amante de la naturaleza. Esta iglesia, junto con la casa Batlló (o de los huesos) y la Pedrera (o casa Millà), son los más notorios exponentes del Art Noveau Catalàn, llamado “Modernismo Catalan”.

Lo màs impactante a mi parecer, al menos de lo ya construido (luego sin dudas lo serà la gigante torre de Cristo que medirá 170 metros de altura) es la fachada de la natividad, que relata el nacimiento de Jesús. El frente de esta fachada parece hecho de arena, un colosal castillo de arena, riquísimamente ornamentado. Las torres (que son 4 en esta fachada) rematan con cruces decoradas en trencadiz, técnica de mosaico realizado con cerámicas y cristales partidos y ubicados de modo artístico. En el lateral, las torres están decoradas con canastas con frutos, de todos los tipos, y todos los colores. Lógicamente, dependiendo del ojo visor, puede parecer una exageración de ornato, o una genialidad surrealista. Yo soy del segundo grupo, porque me generó fascinación. Creo que es imposible relatar con palabras lo que en una imagen se puede explicar de un golpe de vista, porque a primera vista ya te deja sin palabras. Todo es muy original, y muy natural: las gárgolas (para el drenaje del agua) estàn realizadas con iguanas, víboras, etc. Tambièn hay caracoles, camaleones, palomas, gallinas, tortugas, ovejas, hojas de palmera, enredaderas…me resulta imposible recordar todo y transmitir todo lo que vi en oraciones.

Gaudí sólo tuvo ocasión de ver acabada la fachada del nacimiento de Jesús. Este fue el proyecto que le insumiò casi toda su vida; previo a esto hizo las casas que antes mencionè, y el genial Parc Güell. Vivió durante años allí encerrado, y  hasta pidió dinero èl mismo para intentar ayudar para continuar la obra. Todos sus esfuerzos no fueron suficientes para verla terminada…aún hoy falta muchisimo, dirìa que màs de la mitad de la obra!

Luego de ello, nos llegamos hasta la Casa  Milà, màs conocida como la Pedrera. A Gaudí le encargaron este proyecto, y le dieron “carta blanca” en la elección del diseño. Lo hizo a su gusto, sin una sola línea recta, con balcones ondulantes, con rejas de estilo vegetal, y una azotea genial con sus habituales mosaicos, coronadas por chimeneas que imitan soldados con yelmos, los conocidos como espantabrujas. 











Al conocer la casa el pueblo barcelonés, dijo que parecía una pedrera, o cantera, porque la fachada es muy gris. Pero todo lo que no tiene de color, lo tiene de originalidad. Los invito a que disfruten esta magnífica vista 360º, tomada de la página http://www.360cities.net/



Allí tambien la fila era màs que generosa, y el precio de las entradas, tal como en todas los museos y atracciones de Barcelona, son carísimas. Así que nos decidiimos por visitar por dentro la Batlló y no la Milà.

En la Batllò quedè fascinada, como cuando era nena e iba al Italpark, y todo estaba decorado por donde se lo mire, y me causaba asombro y encanto. La casa, como todas las obras, no tiene líneas rectas, y es una especie de alegoria del fondo del mar, donde todo vira al azulado, y respeta el movimiento de las olas el mar, y los remolinos de agua. Las paredes son curvas, los techos y las aberturas tambièn. Todo hecho a la medida, especialmente diseñado, y absolutamente único. Tambièn únicos son los vitreaux que decoran el frente, las làmparas, el patio trasero, el patio interno…tal como antes dije, creo que es preciso enseñar las fotos para poder entender lo bello del conjunto, que parece salido de una historia fantàstica al estilo Verne. 


Fachada de la Casa Batló




Merece una mención especial la terraza, con las chimeneas que se retuercen y decoran el cielo catalàn, y el tejado del frente, que imita un gran dragón, con sus escamas y la columna vertebral, todo de bellìsimos colores. A las fotos me remito, para que vean con sus propios ojos....








                                                                                                                        
De la casa Batlló, partimos en metro hacia el Parc Güell. Originalmente concebido como una ciudad jardín, que Eusebio Güell encargase a su amigo Gaudí, se vio convertida en un parque abierto al público, luego que el proyecto fracasase económicamente y el ayuntamiento barcelonés lo comprase para el pueblo. Desde la estación, caminamos unas cuantas cuadras, en subida, hasta dar con algo bastante infrecuente: escaleras mecánicas para subir la calle. Las calles son tan empinadas, que sería agotador, una especie de escalada para poder entrar al parque. Una vez dentro, hay varios caminos a seguir, todos rodeados de vegetación, músicos, pintores, y todo tipo de artistas, y como marco, las columnatas, bancas, y decoraciones varias que pensara Gaudi.









Tiene varios accesos, pero el principal es el mas genial. Lo flanquean dos casitas al estilo Disney, según dice la folletería, y si bien no fui al parque de yanquilandia, doy fé que estos son super originales, coloridos y preciosos. Cubiertos de trencadiz, o mosaicos de colores, son –como todo lo que hace Gaudí- muy originales, naturales, curvos y orgánicos. Al traspasar el acceso, una escalinata, con los laterales integramente cubiertos de mosaiqueria, y una serie de tres fuentes, con formas animales; una de ellas, la fantástica fuente con un lagarto (o lagarta, por qué no?) con “piel” de cerámicos de color. 




Entrada Park Güell
En la cima de la escalinata, un patio repleto de columnas dóricas, que rematan en un techo abovedado completamente recubierto de cerámicas, muchas de ellas, vajilla domèstica, que forman figuras como por ej, un pulpo.  Realmente merece la pena la visita. Está repleto de gente que pasea para conocerlo, y otra tanta, lugareña, para descansar, y pasear, tomarse algo, o simplemente, asolearse.  No quiero dejar de mencionar la hermosísima vista que se tiene de la ciudad desde el Park; desde la altura, se pueden distinguir perfectamente a lo lejos  la Sagrada Familia, y el edificio Agbar.

Vista aérea de Barcelona, desde el Park Güell

Estuvimos en Barcelona en días de fiesta: domingo de pascuas, y el lunes 5, feriado tambièn, razòn por la que, a la horda de turistas, se suman los barceloneses que salen de casa a dar un paseo por La Rambla, paseo obligado de la ciudad. Es una calle con una peatonal central, y a los lados (luego de cruzar la calle), los locales. En días de fiesta, en Barcelona sólo se encuentran sitios de comida, bebida y recuerderias. El resto, está “religiosamente” cerrado. Así que nos confundimos en la marea de gente, que, va y viene incesantemente por la rambla hacia el mediterráneo, y de allí de vuelta al centro. Así llegamos hasta el mar, para intentar tomar el funicular, pero estaba realmente trasmano, y lo dejamos pasar. La visita a la Boquería, el mercado màs tradicional de la ciudad, nos quedó sólo en el intento, puesto que merced a las fiestas, estaba tambièn cerrado.

Para cerrar la noche, nos llegamos hasta la torre Agbar, un enorme edificio con forma oval completamente vidriado, que por las noches, exactamente a las 21hs, se enciende por completo, quedando iluminado de azul y grana, los colores del barza. 


Torre Agbar




El plan final quedó en el tintero, porque no teníamos màs energía. En la playa, hay un bar de hielo, donde para entrar te dan trajes térmicos, para soportar las temperaturas bajo cero. Según leímos, todo allí dentro es de hielo. Hubiese estado genial, pero ya no nos respondía màs el cuerpo, y al día siguiente, emprendíamos el viaje en auto.

Barcelona, volveré, y seré millones! Barcelona, me encantaste!

jueves, 24 de marzo de 2011

PISA

Sábado 3 de abril:

El dia de hoy fue de puro viaje. Es decir: a partir de ahora -en lo respectivo al Tour- y hasta Madrid, las paradas son pura excusa para llegar al destino final. Haremos 700km por día, conociendo en el camino, como hoy, la ciudad de Pisa, y por la noche Niza. De Niza no tengo esperanzas, porque llegaremos de noche, y como no tomamos la excursión de Mónaco y el hotel está a las afueras, estimo nos dedicaremos a descansar, que bien  nos hace falta.
La típica foto sosteniendo la torre



Callecitas de Pisa

Al mediodía, hicimos parada en Pisa. Allì solo te llevan a ver el conjunto de los tres edificios, iglesia, baptisterio, y el famosísimo campanille. Las construcciones de estilo romànico, estàn allí desde el siglo XI y fueron claramente revestidas con mármoles que han sido saqueados de otros sitios, bien al estilo tano…y te das cuenta porque en horizontal y en vertical, podès ver inscripciones totalmente descolgadas del edificio que decoran.


Una muestra de los mármoles usurpados a otros momumentos


Es decir, la mayoria de lo que se ve reluciente hoy en el país de la bota, reluce gracias a que magullaron los edificios de la època imperial… en éstos se ven las “heridas” sobre los ladrillos, allí donde estaban los ganchos que sostenían los mármoles que recubrian todo, hoy solo quedan agujeros.


El conjunto del Baptisterio, Campanille e iglesia

La famosísima Torre de Pisa




Por lo visto el tema de la falta de respeto por el patrimonio, y el desorden que ellos mismos asumen, es algo que traen en los genes desde muchos siglos (en Roma ves mezclados las ruinas del foro romano, pegados literalmente  a un monumento relativamente nuevo al rey Vittorio Emannuelle. Es todo caòtico y misturado, lo antiguo, lo nuevo, todo como en un desprolijo collage. Asi y todo Roma es una ciudad que es muy interesante de conocer, con tiempo, con una buena guia, y con mucha paciencia).

La torre de Pisa está verdaderamente inclinada, y es muy notorio, comparativamente vièndolo con el nivel de los restantes dos edificios vecinos. Si se observa el lateral de la iglesia, tambièn se puede ver que està algo “quebrada” hacia el centro de la parte màs larga, como si en el centro hiciese un click y tuviese otro nivel. Según se nos explicò, lo que hoy dia hace interesante a la torre, se debiò a un error de càlculo del constructor, pero, paradójicamente, lo que fue mal parido, creciò como un sitio de interès turìstico.  Al parecer estuvo cerrado el acceso casi por una dècada por temor a su caìda, y se reabirió posteriormente a la compensación de las fundaciones hace unos pocos años.


El conjunto de Pisa, donde puede advertirse la inclinación de la Torre




Foto feliz, en Pisa





Como no podia ser de otro modo, te cobraban el acceso a los edificios, pero como nos tuvieron 45 minutos para traernos un calzonne, no hubo chance siquiera de decidir si gastar o no el dinero para entrar a la torre. Al tèrmino del almuerzo, tuvimos que volar hasta el bus, que se nos iba.

La mañana arrancó de furia hacia el desayuno, acomodando verbalmente a una señora que parecía de la segunda guerra, desesperada por servirse antes, como si se fuese a quedar sin comer. Luego, como les conté, el problemita de los asientos en el micro, el cual resolví tambièn hace un rato, ya harta de ver a Dam encogido con las patas como bandoneón. Porque les juro que en estos contingentes, a la mayoria no le importa un bledo del otro. Se arrojan del micro para bajar primeros, y hacen la cola como para la caja PAN para subir al mismo por la mañana. Se tiran el asiento bien para atrás, sin importar si vos estás en la última fila, achicharrado como cartón prensado. La gente tiene un nivel de egoismo enorme, y una madurez propia de infantes de sala de cuatro años. “Yo lleguè primero", "al que madruga dios lo ayuda", "yo me levantè antes”, en fin…me tienen harta, y esto me hace desear mucho màs que llegue el momento de tomar el auto que queremos alquilar, para recorrer solos parte de la penìnsula ibérica. Lástima haber hecho caso de no traer el mate… los asados y el mate, son lo que màs extraño después de la familia y mis gatas. Y un viaje en auto, sin mate, no termina de ser viaje…verdad? Pero el estar solos, sin molestos egoistas ya va a ser todo un avance, y un gran placer hacer al ritmo de uno, al gusto de uno. Si al llegar a Niza tengo Internet, y tiempo, escribirè un rato màs, en caso que pueda ver algo de la ciudad, claro está.

 Salutti per tutti!